INTERVENCIÓN DE LOS SERVICIOS SOCIALES COMARCALES
Y DE LA EDUCACIÓN SOCIAL EN EL INCENDIO DEL VALLE DEL JILOCA

 Por Joaquín Martín García, Educador Social de la comarca del Jiloca

 

 El pasado lunes 20 de junio se originó un incendio forestal que afectó a los términos municipales de Castejón de Tornos, Báguena, Luco de Jiloca, Anento y Burbáguena. En esta última localidad el humo y la cercanía de las llamas obligaron a desalojar la residencia de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca.
 Los primeros focos del incendio se produjeron sobre las 14:30 horas activándose el operativo de emergencias. En él intervinieron las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales del Ministerio, Servicio de Extinción de Incendios, Salvamento y Protección Civil de la Diputación Provincial de Teruel, Servicio de Vías y Obras, Protección Civil y Servicios Sociales de la Comarca del Jiloca, Socorros y Emergencias de Cruz Roja Teruel, Guardia Civil, Agentes del Seprona, técnicos del 112, UME, vecino/as de las localidades afectadas y personal de la propia residencia de personas mayores entre otros.
 En lo que respecta a la emergencia, y siguiendo protocolos, el Gobierno de Aragón activó el órgano político de la Comarca del Jiloca y éste empezó a movilizar a la Agrupación de Voluntario/as de Protección Civil y a los Servicios Sociales Comarcales. El orden de incorporación al dispositivo dentro del grupo de Acción Social, fue el siguiente: en primer lugar acudieron dos conductores del Transporte Social Adaptado para colaborar en la evacuación de la Residencia de Cruz Blanca. El personal de la residencia previamente había reunido en la capilla a gran parte de lo/as residentes y desde allí se evacuaron en vehículos particulares, furgonetas y vehículos profesionales en dirección al pabellón municipal de Burbáguena.
 La directora y trabajadora social, con los pertinentes listados iba llamando a familiares para comunicar el lugar de destino de los aproximadamente 80 residentes (tanto autónomos como dependientes). A estas labores se incorporaron, en apoyo de la dirección de la residencia principalmente, la directora de los Servicios Sociales de la Comarca del Jiloca y una trabajadora social de los Servicios Sociales Básicos.
 En el acompañamiento a las residencias de Calamocha se incorporaron al operativo otra trabajadora social y el educador social comarcales, que en los vehículos adaptados de Cruz Roja Teruel realizaban funciones de apoyo emocional y psicosocial, al igual que dentro del pabellón municipal y en su alojamiento provisional.
 El personal de Servicios Sociales, tanto de Transporte Social Adaptado como de Servicios Sociales Comunitarios, estaba identificado por uniformidad en el primer caso y por acreditaciones en el segundo.
 En la Comarca del Jiloca la formación técnica y práctica en emergencias sociales ha sido muy importante. Sirva de ejemplo la organización en abril de 2014 de una jornada de Protección Civil donde el eje principal eran las emergencias sociales; la aprobación también ese mismo año, del Plan Sectorial del Grupo de Acción Social de Protección Civil de la Comarca del Jiloca y la firma del acuerdo de colaboración con el Colegio Profesional de Trabajo Social en caso de emergencias, participación en simulacros y ejercicios prácticos.  Inclusive, en el año 2018, el educador social de los Servicios Sociales junto a voluntario/as de Protección Civil del Jiloca y Daroca intercambiaron experiencias  con jóvenes bomberos voluntario/as de Alemania.
 Para concluir es fundamental el apoyo político tanto a profesionales de Servicios Sociales, como de Protección Civil y voluntariado.
 En muchos años de experiencia en la atención y docencia en el ámbito de las emergencias se pueden llegar a observar ciertas situaciones que sería necesario reflexionar profundamente. A saber:
1º.- Dudar si se interviene en una emergencia (cuando viene determinado por decreto).
2º.- Excesivo protagonismo, individual o colectivo.
3º.- Manifestar que no se van a utilizar ciertos instrumentos técnicos o bien porque no se conocen o porque en años ni siquiera se han tomado la molestia de conocerlos.
4º-  No realizar las autocríticas pertinentes para la mejora continua.
5º.- Optar por felicitar a aquellos que han  intervenido en una emergencia por las redes sociales y/o medios de comunicación antes que hacerlo en persona.
6º.- “Olvidarse” de llevar a cabo una autoevaluación objetiva del operativo, etc.
Y con esto cabe preguntarse por que cada vez más los y las profesionales de los Servicios Sociales Comarcales (en educación social, trabajo social, psicología, conducción de transporte social adaptado, Servicio de Ayuda a Domicilio, entre otros)  tenemos más sensibilidad y formación para las emergencias…. No obstante,  esto no se traslada a los órganos políticos y académicos ya sean estos ayuntamientos, comarcas, facultades u otras administraciones públicas.
Quizá debería seriamente analizarse esta situación y dar mayor protagonismo a la experiencia, no tanto de personas académicas de despacho universitario que nunca han vivido una catástrofe sino más bien a quién tiene y ha tenido bagaje técnico y personal en las emergencias (ya sea como profesional o voluntariado).
¡En las Emergencias Sociales todos los perfiles técnicos de Servicios Sociales Comunitarios tenemos cabida!
 Por todo ello y a pesar de esto, Aragón ha sido y es un referente en cuanto al estudio y experiencia en catástrofes, con gran proceso histórico a la hora de atender y afrontar las emergencias sociales sean estas producidas por incendios, inundaciones, o  cualquier otro motivo.
 En esas situaciones críticas, es cuando más se necesita de nuestra relación de ayuda, colaboración y acompañamiento. Y con el agradecimiento y sonrisa de aquellos a quienes ayudamos nos sentimos suficientemente valorado/as como profesionales de los Servicios Sociales Comunitarios y como personas.